domingo, 4 de octubre de 2015

MONSTER

MONSTER.





MONSTER

Las medias le oprimían las piernas.
Pamela se hubiera desnudado allí mismo, en el vagón del metro, con tal de liberarse de esa opresión. Volvía realmente cansada de su jornada laboral en la oficina. Tenía treinta dos años y ya había perdido la ilusión de ser madre. No confiaba ya en el amor, puesto que las experiencias vividas no le dejaban buen sabor de boca. Entre el amor de la infancia y el último hombre al que le había abierto algo más que su corazón, versaban muchas diferencias.
La idea de ser madre soltera no le convencía. Ella sentía adoración por su padre, y pensaba que la figura paterna era muy importante en el desarrollo de una personita. No se imaginaba su vida sin los juegos con él, sus consejos, sus mimos. Realmente tenía mucha suerte de tenerle. Aún con su edad, siempre le consultaba sobre ciertos temas. Confiaba más en su opinión que en la de su madre. Era adoración por él.
Pensando en estas cosas, viajaba hasta casa. Vivía en un pequeño estudio en el centro de Barcelona. Pequeño pero coqueto. No necesitaba mucho más.
Al abrir el buzón, encontró una carta peculiar, carta que marcaría de aquí en adelante su destino. No era la típica carta. El sobre era antiguo como la caligrafía, escrita en tinta china negra. No figuraba remitente alguno y el matasellos estaba muy borrado para saber de dónde podría provenir. Pamela estaba tan cansada, que decidió abrirla más tarde.
Encendió el aire acondicionado. Estaba muerta de calor. Las turbias de aquella máquina hacían un pequeño ruido al rotar, puede que fuera porque nunca había pasado una revisión.
Se preparó una rica cena, no sin antes darse un baño espumoso. Cogió el móvil y contestó los washaps pendientes. Hablando con su amiga, que le contaba lo duro que había supuesto para ella este año recibir el borrador de la renta, recordó aquella carta que ella también había recibido.
Se acercó a la cómoda donde la había dejado. Para su sorpresa, la carta se había como transformado, en ese instante no le parecía tan antigua, si no que más bien el color parduzco de antes, ahora le resultaba más blanco, En fin, volvió a leer su nombre, Pamela Miraflores, era una letra preciosa, seguramente de un hombre por el trazado tan lineal. Se acercó la carta a la cara, desprendía un olor muy familiar para ella, pero no sabía interpretar a que le recordaba aquel olor. Era un perfume muy fresco, pero no conseguía identificar de quién.
Un poco intrigada, la abrió. Dentro había un pétalo de una rosa negra seca y una nota. La nota únicamente decía:
“Al igual que las flores te miran, las raíces te esperan. Acude esta medianoche al paseo del mar, donde la bruma y la tierra se encuentran. Sólo si vas, las flores seguirán mirándote.  Monster.”
¡Madre mía!, ¿qué clase de locura era esta?¿qué acudiera al paseo del mar hoy?¿Cómo iba a hacer eso? No, ni mucho menos lo haría, ¡Qué atrevimiento!. Por otro lado, esa nota la firma un tal Monster y desde luego, ella no sabía qué clase de broma era aquella, pero ese nombre si le sonaba, claro que le era familiar, tanto como el olor, el cual asoció indiscutiblemente a una sola persona al leerlo. Era el nick que su exnovio usaba cuando hablaban por internet, al principio de la relación.
Todo le cuadraba, era él. O alguien haciéndose pasar por él.
Javier,  que así es como se llamaba Monster, llevaba muerto dos años. ¡qué broma más macabra!. Después de haberlo dejado , a los seis meses, ocurrió algo horroroso, algo que aun no había superado, algo que jamás hubiera pensado que volvería a ella de esa manera, tan de repente, tan misterioso. Solo se sabía lo que el cadáver de Javier delató en la autopsia. Posible suicidio. Encontraron su cuerpo flotando una fría mañana de Noviembre en el acantilado de Ètretat.
¿Y ahora recibía una nota firmada por él?  No podía ser, alguien estaba jugando con fuego. Llamaría ahora mismo a la policía.
¿Está usted bien señorita? Pamela estaba tiritando de frio, sus pies empapados y la leve luz del sol la cegaban por completo. ¿qué ha pasado? ¿ qué hago en la playa? . -Si quiere puedo ayudarla, déjeme acompañarla. Pamela estaba confusa, no recordaba nada y aun peor, no tenía noción del tiempo. Debían ser las siete de la mañana más o menos. Asintió con la cabeza a aquel chico, y se incorporó en la arena. Al hacerlo, de su cuello se precipitó contra la suelo, un colgante. Cuando lo recogió, y lo observó, recordó la carta. El colgante tenía la misma forma que el pétalo negro que había dentro del sobre.
El chico y su perro acompañaron a Pamela hasta un bar y desayunaron juntos. Poco a poco iba recordando cosas. Recordaba haber decidido ir directamente a comisaría con la carta en vez de llamar. Pero algo ocurrió en el trayecto a comisaría. Sólo recordaba sentir un fuerte golpe en la cabeza, y despertase horas después cuando aquel chico acudió al verla tumbada en la playa.¡ Qué boba soy!.
-Tengo que hacer una llamada- le dijo al chico, instantes después, cuando iba a echar mano de su bolso, fue cuando se percató que no lo llevaba. Mierda, mi móvil, cartera, ¡la carta!.. Todo se estaba complicando, ahora ni podría demostrar que la recibió, ni podía hablar con su querido padre, persona con la cual  y únicamente deseaba hablar en ese momento.
Fue al baño descompuesta. Tampoco llevaba encima las llaves de su casa, así que solo le quedaba acudir a la policía cuanto antes y contar lo sucedido. Eso haría, le diría a aquel chico lo que ella creía que había sucedido e iría con él.
Cuando volvió a la mesa, ni el chico ni el perro estaban en ella.  Preguntó al camarero, pero solo recibió como respuesta que había pagado los cafés y no se había fijado más en él, salvo que también le había pedido una lata de monster, lo cual le pareció extraño dada las horas que eran.
No puede ser, demasiadas coincidencias. Muchas cosas extrañas en pocas horas, y yo tan perdida y desconsolada.
Pamela le pidió al camarero llamar a la policía. Un agente se acercó a buscarla al bar. Tras contarle todo, el policía sólo pudo aconsejarla que pusiera una denuncia, ya que era obvio que alguien la había atacado la noche anterior.
Así que eso hizo. Pero sin descripción del atacante y al no aparecer sus pertenencias, poco se podía hacer.
Pamela intentó restablecer su rutina cotidiana, pero tenía muy presente a Monster en su cabeza. ¿Realmente se suicidó de verdad?. Ella siempre lo había dudado, era un chico muy feliz e inteligente, su breve vida juntos fue intensa y fructífera. A ambos le dolió la ruptura. Pero ella sabía que eso no pudo ser el detonante de aquel desenlace. Comenzó a sospechar si podía tratarse de un crimen. Porque…. ¿qué sentido tenía que ahora se manifestara por carta?, ¡¡era surrealista!!!.. Por otro lado, ¿ quién querría matarle? , y ¿ por qué?.
Demasiadas dudas, y pocas respuestas. Pamela buscó el significado de los pétalos de rosa negra que había recibido tanto en la carta como en el colgante. Tan sólo tenía eso, y lo que encontró fue un significado oscuro, de brujería, símbolo de la fantasía.  Tal  vez fuera eso, alguien con fantasías oscuras que le estaba complicando la vida.
Javier no fue incinerado. Estaba de moda en su pueblo hacerlo,cuando fallecía alguien;y así esparcir sus cenizas en un lugar concreto, allegado y especial. Pero la madre de Javier, Monster para nosotros, decidió enterrarlo, guardar su cuerpo,puesto que de esa manera si su hijo tenía cosas pendientes en esta vida o algo por lo que apagarse a ella, en cierto modo lo podría hacer.
Esta idea era muy antigua, provenía del mundo egipcio,dónde embalsamaban los cadáveres para conservarlos. Las tumbas eran lugar de oración y encuentro. Si quemaba el cadáver de su hijo,no tendría la posibilidad de visitarlo de nuevo.
Pamela no había vuelto a la tumba desde hacía varios meses. Encontró el cementerio muy cambiado, tampoco es que ella se considerara muy observadora,pero hasta el aire era mucho más denso allí. Las hojas marrones se posaban a modo de alfombra sobre el camino. Se aproximó a la tumba de su ex, y al leer su nombre,se percató de que no eran hojas precisamente lo que tapaban el lecho. ¡Qué va!,para su sorpresa,eran pétalos de rosas negras,había un montón de ellas por toda la tumba.
Atónita, Pamela quitó muchos pétalos con cuidado,pero de repente una ráfaga de aire los hizo volar por los aires,cómo si de ese modo,el viento quisiera ayudar a Pamela. Cuando el aire cesó, sus ojos no pudieron evitar emocionarse al contemplar la tumba del chico,y una tímida lágrima recorrió el rostro de Pamela. Mientras miraba hacia abajo,un pétalo de rosa,esta vez de color rojo intenso, resbaló sobre su cabello.
¡Madre mia!, ¡qué extraño era todo!..Cogió aquél pétalo, era muy suave al tacto,olía a fresco y limpio. Se lo aproximó a su nariz y es entonces cuando vio que en la parte trasera de aquel pétalo, había algo escrito. Efectivamente, había trazado un símbolo en èl. Simple y conciso, ¿Dónde lo había visto?. Era la letra "o" atravesada horizontalmente por una línea semicurva.Le sonaba muchísimo, Pamela ya había visto ese simbolo en otras ocasiones.
Volvió dando un paseo por la playa,pensando en todas las cosas que le habían pasado. ¿Y si aquella noche nadie la hubiera atacado? ¿ qué se hubiera encontrado en el paseo?.  ¿Era fruto de la casualidad que alguien hiciera todo aquello con ella?. Paseando se topó con el bar donde días antes aquel chico y su perro la acompañaron.Decidió entrar.Saludo al camarero,el cual le preguntó como iba todo. Pamela habló un poco con él, contándole que la policía no podía hacer nada ante dicho ataque que sufrió. Mientras le preparaba una infusión, la mirada perdida de Pamela recorrió todo el expositor de la barra del bar. Sin prestar mucha atención, miró las botellas de ron, whisky, las latas de coca cola,zumos y ¡oh,dios mio!,¡ las latas de redbull y de monster!.Un momento,¡¿no era esa "o" de la publicidad de monster igual que el símbolo del pétalo?!!!...Le pidió al camarero una de aquellas latas para verla de cerca.Y sí, era igual.Una "o" atravesada por una linea,linea curva que parecía indicar un camino,como si al seguir su trazado pudieramos llegar a la base de la lata. Pero la base de aquella lata sólo mostraba un numeo de lote,¡qué tontería!.
El camarero la observaba un poco extrañado,más que nada porque no era muy normal pedir una infusión y a continuación una bebida energética.  Al ver que no la abría, rompió el silencio diciéndole: - Si no te convence esa lata,aun tengo del mismo pack que le vendí a tu amigo.- Pamela se quedó pensando por unos segundos.Uhm,pues si,seria genial tener una del mismo lote,puede que así los numeros de esa lata le dijeran algo.
El camarero se agachó en busca de ella. Cuando leyó el numero,Pamela se quedó igual que estaba.Una serie de numeros,si,¿pero que hacia ella con eso?
De una manera u otra,ella anotó aquel numero,dio las gracias al hombre y se marchó.
Una vez en casa,ya relajada,observó de nuevo aquellos numeros. Pensó en su paseo, la tumba y se le ocurrió meter esos numeros en google, aunque con aquello,lo único que consiguió es volverse más tarumba si cabe.
No había relación, conexión entre unas cosas y otras. Solo sabía que Monster trataba de decirle algo. Era extraño pero así era.
El colgante le gustaba,era muy elegante y le estaba cogiendo cariño.Jugando con él entre sus dedos pensaba en su vida. En lo que pudo ser y no fue. Era consciente de que su vida había pasado fugaz,aun le quedaba mucho por vivir, pero ¿ y si hubiera seguido adelante con Monster?  Tal vez ahora él no estaría donde está. Fue una decisión suya,pensada y meditada. No podía evitar pensar eso,pero tampoco valía la pena aferrarse al pasado.Lo que decidió en su momento,bien decidido estaba. ¡Plof!, justo cuando susurraba aquellos pensamientos,el colgante se le escapó de los dedos y se hizo añicos en el suelo.¡ Joder!, para algo que me gustaba de todo esto,voy y lo rompo.
Al recoger los trocitos de aquello que fuera un pétalo negro, entre los cachos, vio uno que brillaba más. Si,era como dorado,una pequeña piedrecita  dorada.¡Qué bonita!,pensó.Y al fijarse más detenidamente pudo ver como en aquella piedra estaba grabado un número, el numero seis.
Pensativa,Pamela pudo darse cuenta muy rápido de lo que significaba eso.El numero de lote eran ocho digitos. Pero si añadía el seis delante,tenía como resultado un numero de móvil. ¡ Ay madre!.. ¡Qué extraña casualidad!
La policía no creería todas estas cosas,así que decidió ella misma probar y llamar a ese numero de teléfono.  Le respondió un chico,al cual,reconoció . Se inventó una historia para que no le colgara y asi poder convencerse de que era el que pensaba. Durante la conversación se oyó ladrar a un perro,hecho que confirmó sus pensamientos. Era aquel chico,ese que le prestó ayuda y luego desapareció.
Él también la reconoció a ella. Se echó a llorar.
Le contó que solía pasear siempre con jukar,su querido perro,por la playa de Ètrat.
Hace dos años,una mañana de Noviembre vieron a Monster en el acantilado,estaba tirando piedras al mar. Su perro sólo quería jugar, y en una de esas,se abalanzó sobre Monster,el cual se precipitó por el acantilado. El miedo se apoderó de aquel chico, y huyó de allí. Hasta hoy. Vivió con aquello durante estos dos años,y cuando vio a Pamela en la playa y decidió ayudarla,volvieron a él aquellos recuerdos.
Por algún motivo inexplicable,más allá de la vida y la muerte,Javier,Monster,no descansaría en paz,hasta que no se supiera la verdad.
Pamela sabía, intuía que él no se suicidó... Pero jamás hubiera pensado que podría comunicarse con ella.
A día de hoy, aun lo duda....pero sabe que el que fuera su chico la quiso mucho,y por tanto confiaba en ella.
Un accidente acabó con su vida,pero Pamela lo rescató de la duda y viviría siempre en ella. Pamela fue para Monster el mejor pétalo de vida.

Kela.-

VÁLGAME DIOS

VÁLGAME DIOS





El café se vertió sobre mi falda, el color rosa se tornó a un rosáceo oscuro. ¡Perfecto! pensé, justo antes de la entrevista  y a mucha distancia de mi casa. Estaba realmente nerviosa .Tenía veinte minutos , así que decidí ir a comprarme otra falda acorde , pero lo único que encontré abierto fueron unos chinos un poco desfasados en cuanto a moda se refiere. No me quedaba otra , por lo que me probé una con forma de tubo negra, pero tenía bordado una flor que lógicamente no podía quitar.  Bueno , no quedaba del todo mal, aunque hubiera preferido no derramarme el café encima claro.
Llegué diez minutos antes y la secretaría me indicó que esperara en la salita. Aquella falda estaba acartonada por la falta de uso, ¡Qué incómoda me sentía!.. Estaba deseando acabar cuanto antes porque ya había perdido toda confianza en aquello. Nunca conseguiría ese empleo.
¿Sheila García?....llegó el momento. Una voz varonil, casi radiofónica me nombró. Levanté la mirada y le pude ver durante un segundo antes de que se diera la vuelta en dirección al despacho. Era muy corpulento, moreno , pero su rostro aun no lo habían fichado mis retinas.
Me levanté y ande con paso firme controlando en todo momento aquella nueva falda, mis tacones emitían un sonoro traqueteo , a pesar de todo iba calmada. Cuando iba a sentarme enfrente suya , es cuando mis ojos vieron todo su ser.  A parte de su tez morena, irradiaba un atractivo inusual en un simple jefe de una línea de cajas de un supermecado. Los jefes de estos lugares solían ser también empleados de poca monta, con  vestimenta adecuada pero acorde con el trabajo. El no, él llevaba un traje con corbata, traje q recalcaba su figura, su musculosa figura. Encima olía mejor que bien.  Deseé llevar mi falda rosa , al sentarme crucé las piernas tapando la dichosa flor.
Buenos días .- dije . Él levantó una ceja, y respondió lo mismo, bueno días. Dios ese gesto me mató por completo, ¿ se había dado cuenta de lo ridícula que iba?, su voz me encantaba , empecé a desear que me susurrara buenos días el resto de mi vida.
Comenzó a contarme una breve historia de aquel supermercado, de su influencia francesa, como había crecido en nuestro país , etcétera. Mientras relataba esa introducción, serio al principio, yo me mordía el labio, es un tic que tengo cuando estoy nerviosa, pero él me sonreía de vez en cuando. Sus dientes aunque no estaban del todo alineados, eran de un blanco nuclear que me impactó. Al coger mi curriculum, el cual le había depositado en su mesa, pude observar sus manos, grandes y seguramente calentitas, tan calentitas como me estaba poniendo yo.
.- Entonces Sheila, cuéntame, ¿ por qué quieres trabajar con nosotros?.- Había llegado el momento de hablar. Me armé de valor y con seguridad le contesté que su empresa era para mí un foco de crecimiento profesional. Eso le debió gustar porque se acomodo en su silla esperando más. Le conté toda mi experiencia en atención al cliente , bien por medios telefónicos como presenciales. Al hablarle le miraba fijamente, pero no por conseguir el trabajo; el trabajo ahora había pasado a un segundo plano. Le miraba porque esos ojos me transmitían seguridad y morbo , mucho morbo, y era incapaz de mirar a otro lugar.
Tendría cinco años más que yo calculé, y no llevaba alianza de ningún tipo.  Su barba bien recortada era moderna y le proporcionaba un aire misterioso y sensual.
Bien Sheila, pues te llamaremos para citarte y hacerte algunas pruebas psicotécnicas grupales. Me devolvió una copia de mi curriculum y me rozó los dedos , sentí un escalofrío por todo mi cuerpo al sentirle . Creo que se percató de aquello, pero me protegió diciéndome : Eres una buena candidata para el puesto.
No apagué el móvil en cuatro días, deseando con todas mis fuerzas que fuera él el que me llamará si es que me iban a llamar. Pero esa llamada no llegaba. Me compré un libro para hacer tests con series numéricas, completar figuras, y todo lo que me podrían preguntar en la siguiente prueba.
La entrevista fue el lunes, y creo que salió bien pese a todo. El jueves mientras me duchaba escuché la melodía de Elvis Preisley de fondo;¡ Coño mi móvil!, salí como pude empapada a por la toalla pero luego pensé en coger el móvil primero, y ahí desnuda y mojada escuche su voz. Me nombró al otro lado y mi nombre sonaba precioso con aquel grave tono. -Soy Marcus, te llamo para citarte mañana a la entrevista grupal. Habéis pasado cinco candidatos la entrevista. -Estaba paralizada , no sabía que contestar, solo quería seguir escuchándole. Me imaginaba sus labios pronunciando mi nombre, y me lo imaginaba a él erecto al pronunciarlo.-Te deseo mucha suerte Sheila.-
Y yo te deseo a ti , dije para mis adentros.
Definitivamente me pondría pantalón y no tomaría café. Opté por unos leggings ajustados de color negro, con mi s botas de tacón y una blusa color blanca. Me tomé una valeriana y acudí a mi prueba.
Llegué justa de hora porque había huelga de transporte, así que apresurada llamé a la puerta de su despacho ya que fuera no vi a nadie. Me abrió él mismo la puerta y me dedico una gran sonrisa.-Pasa Sheila.- Hoy iba más informal, unos vaqueros que le marcaban un redondo y turgente culo, y una camisa blanca, en eso habíamos coincidido, salvo que a él se le veía grandes pectorales y a mi grandes pechos.
.-¿Y el resto de candidatos?.- le pregunté. Marcus cerró la puerta tras de mí y con su gran mano me cogió de la cintura.- Sheila, lamento decirte que no hay candidatos.- Me dio la vuelta suavemente y sus ojos se clavaron en los míos. No entendía nada, pero aquello me gustaba. Él me encantaba.- No te preocupes por el trabajo, fue tuyo desde la primera vez que te vi.- Su voz sonaba mejor en mi oído a modo de susurro, me estaba sudando la entrepierna con aquello. .- ¿Serás capaz de completar esta serie?, me preguntó a la vez que deslizaba su mano por mi escote...- Si .- contesté y le correspondí con la mía en su abultado pantalón. El tacto de su mano en mi pecho hizo que se me erizara el vello de mis brazos, tocó mi pezón suavemente pellizcándomelo a la vez que acercó su apetitosa boca a mis labios. Nos fundimos en un apasionado beso mientras nos desnudábamos apresuradamente sobre su mesa. Notaba su nerviosismo, sentía su cuerpo sobre el mío y eso me hacía estallar de placer, solté un pequeño gemido y él me rozó con su erecto miembro por la pierna. Creí morir de placer cuando humedecida me penetró, al principio suave hasta que yo le pedí que lo hiciera fuerte. Me agarró los pechos y se introdujo una y otra vez en mi, cada vez más rápido y excitado.
¡¡¡¡Pipipipi!!!!...el sonido de la alarma sí que se metía, pero en mis tímpanos. Quedaba una hora para la prueba, todo había sido un sueño. Maldita sea, y ¡¡¡ que sueño!!!.
Me vestí y desayuné en casa. Al llegar ahí estaban las cuatro candidatas restantes, cada cual más mona. Creo que a todas nos había marcado de una u otra manera este entrevistador, y diría que más de una no estaba allí por el puesto, si no por él.
Entramos y nos sentamos alrededor de una mesa alargada. Marcus estaba muy guapo , pero no llevaba vaqueros como en mi sueño, esta vez llevaba unos pantalones piquillo con una camisa oscura y su inseparable corbata. Nos repartió folios a todas y comenzó a explicar la prueba: Bien señoritas, ahora os voy a pasar un cuestionario el cual no me entregaréis , ya que lo corregiremos entre todos, y vais a ir eliminando vosotras mismas a las demás según lo corrijamos, ¿comprendido?..Os daré tres minutos de tiempo.
Nos repartió los cuestionarios y volvió a rozarme la mano al dármelo.
El cuestionario decía claramente: Lea detenidamente todas las preguntas antes de comenzar a rellenarlas. No es que me considere muy inteligente, pero si soy obediente, así que yo leí cada una de las preguntas, series numéricas, cuentas de la vieja, etcétera, pero la última pregunta decía : No conteste ninguna de las preguntas anteriores. Y eso es lo que hice, no contesté ninguna.
Mientras el resto de chicas escribían como locas, daban la vuelta al papel , garabateaban ; yo me quedé quieta y le miré. Él me sonrió de una manera especial, como diciéndome bien hecho Sheila. Me llené de confianza.
Al concluir los tres minutos , muchas ni habían llegado a la mitad de las preguntas, otras ya se habían dado cuenta de la trampa, pero era tarde para borrar todo lo escrito y denotaban decepción en sus rostros. Por fin, Marcus comenzó a hablar, explicando la prueba y el sentido de ella. Todas asistieron y me dieron la enhorabuena. Abandonaron la sala y me quedé a solas con él.
.-Enhorabuena Sheila, sinceramente esperaba esto de ti y confiaba en que lo harías bien. El empleo es tuyo.- Me extendió el brazo para darme la mano, cuando le cedí la mía, se quedó prendado de mi mirada, estuvimos cinco segundos así con las manos cogidas e intercambiando una mirada penetrante. Deseé contarle lo que había soñado la noche anterior, mejor aún practicarlo ahí mismo. Pero la secretaría me llamó para tomarme los datos de nuevo y concretar mis horarios, etc.
Mientras me alejaba del despacho, sus ojos ardían de placer mirándome el culo, me volví para despedirme y tanto yo como la secretaría nos quedamos atónitas al ver su erecto miembro debajo del pantalón.
Esto era el comienzo de una erótica y sensual vida laboral junto a él.
Kela.-